No hay manera de salir
de la síntesis del relato;
alguien cede.
Alguien contra la pared,
en el grito sordo de las cosas, se reduce
a quietud de pasillos, de zanjones,
al resudar de sábanas en la siesta.
Alguien aturdido gira, no sabe
cuánto tiempo pasa dónde
cuando cede.
Así, como interrupción del hambre
se distancian las piernas,
en un aire continuo, invariable;
tan calladamente pegajoso
como líquido espeso de arena
que se empasta en la lengua, vela
el cuerpo desnudo;
la inexorable trampa
de las uñas rasgando
la pollerita cerrada.
El ahogadero.
Tsé tsé ediciones
ANA ARZOUMANIAN
Nació en Buenos Aires, Argentina. De formación, abogada.Ha realizado un postgrado en psicoanálisis en la Escuela de Orientación Lacaniana.Publicó los libros de poesía: Labios, Debajo de la piedra, El ahogadero, Cuando todo acabe todo acabará y Káukasos
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