Crónicas del II Festival: Guillermina Weil

Guillermina Weil, Alejandra Correa, Paula Aramburu,
Miguel Gaya, Adrián Garaguso, Javier Galarza y Marisa Negri
en el muelle de la escuela


Navegamos con una lancha llena de poetas, sí, llena de poetas y llegamos a una escuela, la Técnica Nº1 llena de chicos escuchando muy atentamente las poesías que recitaban los poetas.


Y estábamos en el Paraná Miní, sí, en el Miní.


La verdad, es que todo pareció un sueño.


Y seguramente la idea empezó como un sueño. Y cuando los sueños están en manos de personas muy apasionadas, la cosa raja para adelante y se concreta.


El sueño hace un año atrás, cuando se empezó a gestar el 1º Festival de Poesía en las Escuelas, era que la poesía no se perdiera, más bien que tomara la preponderancia que en la literatura alguna vez había tenido.


Marisa Negri, una poeta y casi isleña, nos dijo es que tenemos que poner a la poesía en SU lugar


Fue magia, una lancha llena de poetas y fue magia, el comedor de la Escuela Técnica repleta de chicos tan atentos, en total silencio, emocionados algunos, seguro.


Los poetas Paula Aramburu, Miguel Gaya, Joaquín Valenzuela, Javier Cófreces, y Alejandra Correa leyeron a sus poetas elegidos y se leyeron a sí mismos.


Marisa Negri habló de poesía y Javier Galarza la recitó.


Algunos chicos recitaron y leyeron su propia producción frente al gran público.


Fue tal vez y ojalá, la inspiración para que los chicos que escucharon a esos artistas se animaran a tomar la pluma y volcar sus emociones.


Después navegamos en la bibliolancha, secundada por la Valjor aguas arriba. Todos a volver a leer y recitar poesía a la Escuela Secundaria Nº24 y primaria Nº11 del Miní y Chaná, casi en la otra punta.


La situación fue muy diferente, los alumnos eran más chicos.


Aquí hubo otra dinámica. Los niños de 1º grado hicieron un mini taller de poesía y juntos, dijeron al micrófono su creación colectiva.


Varios pibes se entusiasmaron tanto con una poesía de Javier Cófreces Bagres, bagres, bagres que hubo bices, aplauso y griterío.


Javier se emocionó tanto que a un chico deslumbrado le regaló su libro y se lo autografió.

El pibe no cabía de alegría.

Marcaba ese día un trazo profundo.


La poesía, una fiesta.

Comentarios